Para efectos de mantener la anonimicidad de la entrevistada, su nombre ha sido cambiado. Además, por la misma razón no pudimos grabar la entrevista, aquí está lo que conversamos:
Nombre: Claudia
Edad: 26 años.
E: Entrevistadoras.
C: Claudia
E: ¿Cómo llegaste a Andenes?
C: Bueno, yo, en realidad no vivía acá. Yo vivía en Italia y me enteré del centro a través de Internet porque conocía que el programa con más éxito era el programa Minnesota, entonces comencé a buscar en Internet algún centro que utilizara este tipo de programa, con la intención de venir al Perú, o sea, en el Perú, en Estados unidos hay varios. El único que tenía esta particularidad era Andenes, así que fue el primero en la lista de los centros en Internet.
E: ¿Tú eres peruana?
C: Yo he nacido allá, pero mis padres son peruanos y por eso escogí el Perú.
E: ¿Sientes que has mejorado, que tu estilo de vida ha cambiado?
C: Claro. Obviamente ha cambiado. Ha cambiado en varias formas, en realidad. Comenzando por el dejar un consumo de sustancias ya de por sí cambia mucho en tu vida. En la mía, ha cambiado muchas cosas, sobre todo que después he trabajo y estoy trabajando todavía en mí. Es un cambio que tiene que ser profundo en la persona, porque no es solamente un dejar de consumir, es también comenzar una vida en seguridad, cosa que no estoy acostumbrada a vivir, así que es totalmente distinto. Necesito cambiar formas de vivir, mi egoísmo, varios aspectos de mí aparte de dejar de consumir.
E: ¿Qué expectativas tienes ahora que, por más que no has terminado, has avanzado en el taller?
C: Como has dicho bien tú, esto nunca se termina, pero se abre un mundo de posibilidades que antes yo ni veía. Estaba imposibilitada, limitada a cierto tiempo de cosas por la misma forma de llevar mi vida. Ahora, siento que puedo escoger por lo menos. Siento que puedo hacer algo y llevarlo a cabo si realmente lo quiero.
E: ¿En qué ha consistido el taller?
C: El programa parece bastante simple, de hecho es bastante simple, pero para mí fue muy duro de aceptar. Pero eso es una cosa mía.
Consiste en los 28 días, que son los mismos 28 días de los que habla el programa Minnesota. La diferencia es que en Estados Unidos esos 28 días se dan en un centro, en una comunidad. Aquí, los 28 días son fuera, viniendo una semana o dos, dependiendo de la persona, a una casa en Asia, donde debe haber una lectura. En realidad, la lectura es muy útil para bajar los pensamientos. Se llega con muchas complicaciones en la cabeza, como que no tienes un orden bien definido, unas prioridades, todo muy confuso. Entonces, esa semana o dos semanas, sirven para bajar esa confusión. Entonces, es una lectura. No hay necesidad de entender mucho, la cosa es para focalizar a la persona a una concentración. Se leen libros que tienen que ver con el programa, como puede ser “Solo por hoy…” o “Libro Azul”, u otros libros que tengan que ver con la adicción, que a mí sí me gustó entenderlos, pero digamos que no es ese el objetivo, sino más que todo concentrarte.
De ahí vine aquí, ya a Miraflores y comenzamos a practicar los pasos. Es del primero al quinto paso, aunque hay doce en realidad. Pero primero es del primero al quinto. El primero es admitir una adicción, qué fue lo que te pasó, por qué te consideras adicto. El segundo y el tercero es más una cosa espiritual. El cuarto es de resentimientos, miedos y el quinto es ya ir a hablar con alguien. Esto es lo que se hace acá en los 28 días. Después ya se siguen los otros pasos en otra forma fuera de aquí o aquí después de los 28 días.
E: ¿De qué manera te has sentido apoyado por los que te rodean en tu decisión de meterte al programa?
C: Yo en mi caso tenía a mi familia. No siempre es así. No todos tienen la posibilidad, pero si hablamos de mi familia, yo sí la tenía. Lamentablemente, no todos estaban aquí, pero lo bueno es que en este centro les dan la posibilidad de involucrarse, pero involucrarse en una forma paralela, no directamente en lo que estaba haciendo yo, sino que cada uno tiene sus grupos: hay grupos familiar y hay grupos de pacientes. Cada uno tiene su seguimiento con diferentes consejeros: consejeros familiares y consejeros de pacientes. Y después todo es unido de vez en cuando en las reuniones familiares y ahí se ven los aspectos de cómo gira la familia respecto al problema.
E: ¿En las reuniones familiares estás presente tú y tu familia o todas las familias juntas?
C: La familia y el doctor.
E: Y es la familia de un solo paciente, no es un grupo de todos…
C: No, ahí es más centrada la cosa.
E: ¿En qué momento aceptaste que tenías un problema?
C: Bueno, hubieron dos momentos. Uno en que me di cuenta y otro en el que lo necesité. Me di cuenta porque cuando consumía, que lo hacía, obviamente, con otras personas al comienzo, las otras personas podían parar, o sea, podía llegar un punto en el que decían “ya ok, yo me voy a mi casa, basta”, y yo no. Yo siempre “pero ¿por qué se van?, esperen, pero más”. Entonces ya te das cuenta de que tienes algo diferente con respecto a los otros. O sea, ¿por qué tú no puedes parar? ¿Por qué seguir? ¿Por qué tienes esa obsesión por eso? Esa fue la primera etapa donde me comencé a cuestionar, ¿por qué yo era diferente a las demás personas? Ya no era un consumo social, sino algo más.
Cuando tomé la decisión era cuando ya había perdido absolutamente todo. Cuando ya tuve que dejar un trabajo, cuando ya no tenía dinero, cuando ya estaba haciendo daño a los demás, cuando ya tenía una derrota física, la parte elemental, mi mente ya estaba en una confusión total, no entendía qué cosa tenía que hacer y no sabía cómo tenía que hacerlo. Sabía que quería salir de eso pero no sabía ni como. Más que todo cuando perdí todo. Cuando me di cuenta de que ya no era un placer ni una diversión, ya era una necesidad que se estaba volviendo algo negativo para mí y para lo que me rodeaban, en este caso, las personas más cercanas, familia, amigos, todo mi entorno, porque también vivo en una sociedad. Lamentablemente, no soy solamente yo.
E: ¿Hace cuánto tiempo que estás en el tratamiento?
C: Un año.
E: Y, ¿cuántos años tienes?
C: Veintiséis.
E: Hace un año que vives aquí…
C: Sí, aunque en realidad es un año y medio. Como les conté, vi esto en Internet, pero acá entra el aspecto familiar porque, como yo les dije, son 28 días y poca gente cree que en 28 días uno se puede recuperar de un problema que tiene hace mucho tiempo. Años generalmente. Entonces, cuando yo dije que había encontrado este sitio a mis padres, hubo uno de ellos que no creyó que se podía hacer en 28 días, por más que yo le dijera que después había un seguimiento y todo. Dijo que no, que 28 días es imposible. Yo, que estaba ya abierta a cualquier tipo de posibilidades con tal de salir dije “ya, vamos a ver otra cosa”. Entonces, vimos una comunidad y yo me metí ahí. Entonces, en realidad, yo cuando vine, yo vine en enero del anteaño pasado y me metí a un centro que es una comunidad. Sinceramente, la peor cosa que pude haber hecho en mi vida.
E: Y esto es acá también…
C: Sí, acá. Salí mal realmente, muy mal. Cuando salí mal, mis padres dijeron “ya, vamos a probar lo que tú dijiste” y me metí aquí, el mismo día que salí.
E: Y, antes de eso, ¿habías tenido algún otro tratamiento?
C: Bueno en Italia sí, pero en Italia no tratan esto como una enfermedad. Lo tratan desde un plano psicológico y psiquiátrico. Fui a miles de psicólogos y lo mío, en realidad, no es un problema de mi niñez, de un trauma, puede suceder que para algunos sea así, pero para mí no lo era. Entonces, no encontraban. ¿Por qué? Porque no existía nada en mi niñez que me hubiera llevado a consumir de grande, no ligaba uno con el otro. Entonces, tampoco me sirvió mucho. Me sirvió momentáneamente, de repente, pero no era una cosa definitiva, no era un cambio.
E: ¿Por qué es centro en el que estuviste antes de aquí te dejó mal? ¿En qué consistía el tratamiento?
C: Ahí era, básicamente, conductual. Conductual muchas veces quiere decir también para mí, humillación en ciertos momentos. No es una enseñanza a la vida, a las posibilidades, como se hace aquí. Es más que todo “te has equivocado”, “tienes que obedecer”, “tienes que hacer”, y eso conmigo no va. Yo, hasta en las pequeñas cosas, más joven, hasta en un colegio por ejemplo tenía que entender algo para poderlo aprender. La imposición nunca me funcionó. Entonces, para mí no funcionaba, y creo que no solo para mí porque si veo el porcentaje de personas recuperadas es bien bajo. Acá yo encontré amor, comprensión y entendí qué cosa podía hacer. Después, obviamente, está en mí querer cambiar, porque si uno no quiere, no quiere. Pero no quiere acá ni en una comunidad, ni con un psicólogo ni en ningún lado.
En la otra parte, en la comunidad fue muy difícil. Al contrario, yo salí con mucha rabia, mucho resentimiento, mucha cólera. Fue una experiencia fea, realmente, y también tienes que lidiar con otras personas que están ahí, que tienen también problemas. Realmente, no había un programa. No había algo que te enseñara. Era simplemente “levántate en la mañana y comienza a limpiar el jardín, y haz esto y limpia lo otro, y ponte en fila y ranea” y cosas así. Y no puedes comentar, no puedes opinar porque tu opinión está mal. Te dan pastillas, y yo no quiero tomar pastillas. Salir de una, para entrara a otra, ¿para qué? Creo que tomar pastillas es como un adormecer algo, pero no es un trabajar en el problema. Es simplemente tapar un problema momentáneamente y ¿por cuánto tiempo? Si no te quieres volver adicto a las pastillas, antes o después tienes que parar. Y cuando paras, estás en el mismo punto donde comenzaste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario